¿Quién de vosotros no ha recibido alguna vez algún mail de alguien desconocido tipo: “te invito a que le des me gusta a mi página de Facebook, y si me haces el favor también a la de LinkedIn”? Esta poco sutil sugerencia de alguien desconocido genera, en una primera instancia, rechazo. ¿El motivo? Da la sensación de mendigar seguidores, cuando en realidad lo ideal es que esta acción surja de forma espontánea si a alguien le interesa tu figura pública, proyecto o empresa.
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