¿Quién de vosotros no ha recibido alguna vez algún mail de alguien desconocido tipo: “te invito a que le des me gusta a mi página de Facebook, y si me haces el favor también a la de LinkedIn”? Esta poco sutil sugerencia de alguien desconocido genera, en una primera instancia, rechazo. ¿El motivo? Da la sensación de mendigar seguidores, cuando en realidad lo ideal es que esta acción surja de forma espontánea si a alguien le interesa tu figura pública, proyecto o empresa.
Lamentablemente, se está convirtiendo cada vez más en una práctica habitual. Muchas empresas utilizan esta táctica tan poco ética para ganar seguidores cuando, lo que en realidad consiguen, es transmitir una sensación de desesperación por incrementar rápidamente el número de sus followers. Esta tónica se da cada vez más en Linkedin. Mi bandeja de entrada recibe semanalmente algún mail de este tipo: gente que no conozco me dice lo que tengo que seguir. Craso error. No sólo no consiguen su objetivo sino que ese mail va a parar directamente a la papelera.
Si quieres conseguir una audiencia fiel, ella debe ser la que llegue a ti gracias a tu trabajo y tu tesón, no mediante la súplica ni la exigencia. ¡Y más si no los conoces! No obstante, también hay casos en los que conocidos te piden que sigas su blog y sus canales sociales sin dar margen a saber si a ti te interesa o no. Recuerdo una situación un tanto incómoda en la que una conocida nos dijo a los miembros de una sala que siguiéramos su blog y su página de Facebook. ¡Y ella iba uno por uno para asegurarse de que le daban el like! ¿La gente no se para a reflexionar la impresión que generan a los demás con acciones como esta? ¿Vale la pena ganar de este modo 5 seguidores “obligados” -que probablemente dejarán de seguirte por haberse visto forzados-?
En definitiva, nunca mendigues un like. No obligues -ni invites de forma tan poco sutil- a nadie a que siga tu blog o tu marca en redes sociales. Tanto si lo conoces como si no. De lo contrario, tu reputación bajará ipso facto y tu nombre/marca se asociará a spam provocando el rechazo generalizado de la audiencia. Recuerda que si les gustan los temas que tratas, llegarán a ti por iniciativa propia. ¡De eso se trata! De generar un engagement real.
7 comentarios
Toda la razón en la reflexión, yo lo aplico por general a cualquier red social, en especial a twitter.
Huyo de los perfiles que piden lo primero de todo o sin establecer ningún contacto o interacción algo a cambio que les repercuta en su beneficio.
Por cierto, mira que me suenan esos iconos sociales de tus redes sociales…
Saludos
Gracias por compartir tu parecer sobre esta materia, Ramgon. La verdad es que creo que es algo a lo que todos nos enfrentamos a diario, por lo que es necesaria una reflexión sobre el asunto.
Cierto, hemos coincidido en los iconos 🙂 Un saludo y gracias de nuevo por tu reflexión (siempre es un placer ver tus contribuciones en los debates).
Excelente reflexión estimada. Pienso que cada día, existe un empeño desesperado en ganar seguidores bajo cualquier excusa o hasta, recurriendo a la técnica más ruin de “implorar” like. Considero que el mundo de las Tics enriquece el proceso de la comunicación viva y cotidiana. Mendigar un like es como suplicar amor, y si bien es cierto, la fidelización de marca se trata de galanteo, de cautivar. Te felicito. Saludos.
Tienes razón. Muy buen artículo, también aplicaría para los mensajes directos en Twitter, esos que te invitan a seguirlos en otras redes sociales.
Hola Alex. Sí, el mensaje era extensible a cualquier red social. Gracias por compartir tu opinión sobre el asunto. Un saludo.
Estoy de acuerdo. Los likes no se deben mendigar. Hay que dejar que la otra persona tenga la iniciativa de valorar el esfuerzo que ha tenido la otra persona en crear un contenido, en hacer algún aporte, en compartir.
Hay muchas formas de ‘agradecer’: +K, +G, comentarios, me gusta, seguir, etc …
Así es Iñaki. Aunque no todo el mundo parece tenerlo tan claro. Como bien dices, la iniciativa de seguir a alguien debe surgir de forma espontánea. Gracias por tu comentario. Un saludo.